Un Hotel Flotante... sí, eso es un Crucero.!
Debo admitir que siempre tuve la inquietud de subirme a ese gigante de acero
para ver que se sentía.
Mi curiosidad por saber que pasaba ahí adentro cuando el barco zarpaba hacia
el mar, qué hace la gente tanto tiempo dentro de un barco, hizo que emprendiera
ese viaje.
Bueno, entonces decidí destinar mis vacaciones y pasar la Navidad ahí.
Al principio fue excitante ver todas las instalaciones, comodidades, y
lugares que tenía el barco en su interior. Pero eso sólo me llevó una tarde
recorrerlo. Cuando ya no había más que ver, decidí resignarme y sólo disfrutar
del viaje.
A medida que pasaba los días lo que quería era bajar y conocer los destinos donde hace parada el Crucero jajaja. Si quería bajar! Es que si uno le gusta los viajes, lo único que espera es arribar al puerto y descender a tierra firme para conocer y empaparse de la cultura del lugar.
El crucero partió del puerto de Buenos Aires, pasando por Punta del Este
(Uruguay) y llegaba a Brasil haciendo escala en Ilha Bella, Ilha Grande y Rio
de Janerio.
La primera parada fue Punta del Este, podría decir que me abalancé hacia los
botecitos que te llevaban a la orilla. Solo tenía unas horas para estar en el
lugar. Si unas horas o sea NADA!!
Recorrí la orilla, me adentré una par de calles, traté de llenarme del
lugar. Fue poco pero lindo lo que vi!
Al regresar al Crucero me invadió un sentimiento de vacío, me faltaba conocer
mas!!
Y así me fue sucediendo en todos los lugares donde hacíamos escala. Lo que
conocí de Brasil me encantó y juré volver a esos hermosos lugares.
Hasta que entonces me resigné y entendí el propósito del viaje.
Era tomar sol, ver espectáculos, disfrutar de la gastronomía, de la piscina
gigante que se movía al ritmo del mar, de las fiestas a bordo, de las
cenas de gala, atardeceres viendo el horizonte sin tierra a la vista, la
sensación de miedo cuando se avecinaba una tormenta, los bailes a la luz de la
luna en medio del mar.
En fin, comprendí que era un viaje diferente, me levantaba en un lugar distinto
en donde el mar era el protagonista. El sonido del mar, la brisa marina invadían
los días.
Por otro lado los paisajes eran únicos. Las fotografías tenían otra perspectiva;
ya no desde la tierra sino desde el mar. No tenía hasta el momento fotos de la
costa vista desde el océano. Eso fue una experiencia hermosa.
Es que eso son los viajes, valorar lo que tenemos. Si tu viaje no es lo que esperabas
hazlo hermoso y único. Cuando comprendí el propósito que tiene un crucero,
comencé a tener otra visión del viaje y así pude disfrutarlo más.
Las fotos, las experiencias, las personas que conocí, los recuerdos de ese
Crucero fueron otro de esos momentos "En algún lugar".
Y debo admitir que al final del recorrido, volviendo a Buenos Aires....no me
quería bajar! :p
Frase del día:"La vida es realmente simple recibimos lo que hemos
dado"
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