martes, 25 de marzo de 2014

Un pueblito llamado Oliden...



Quise salir de la rutina de los fines de semana y decidí ir a recorrer pueblos cercanos a mi ciudad.

Cargué el termo con agua caliente, armé el mate y fui en busca de nuevos mundos. Sí, porque como la frase dice "cada casa es un mundo", cada pueblo también lo es. Cada historia, anécdotas, costumbres hacen del lugar un mundo distinto para quien lo conoce por primera vez. Y así fue como descubrí lugares escondidos, maravillosos, antiguos, llenos de vida y naturaleza.

De todos los pueblitos que recorrí encontré uno que me atrapó. 

No sabría decirte bien que fue, pero un mágico misterio me cautivó desde el momento en que atravesé el cartel de "Bienvenidos a Oliden ".

Este pueblo está ubicado a pocos kilómetros de la ciudad de La Plata (Buenos Aires) y según último censo nacional cuenta con 160 habitantes estables. Su nombre se debe al doctor Manuel Luis de Oliden (1783-1896), que fue uno de los participantes en el Congreso de Tucumán.

La capilla del pueblo, tan pequeña y hermosa a la vez

Lo primero que escuché fue silencio, no había ruidos de motores, sirenas, bocinas sólo se escuchan los pájaros, las ramas de los árboles moverse al ritmo del viento, algún ladrido lejano de un perro callejero, mis pasos sobre las primeras hojas que recibían al otoño. 


Los colores cálidos de los árboles que se mezclaban con el hermoso día de sol, con una leve brisa que movía todo a su paso y que traía aroma a pan casero de una panadería cercana.

Todas estas sensaciones invadían mi alma, mientras entraba por la calle principal a este pueblo que cada segundo me atraía más.

Nunca había visitado a un pueblo tan pequeño. Tiene un minúsculo casco urbano, que fue tomando forma alrededor de su principal atracción que es la vieja estación.

Según cuenta la historia de este pueblo, se formó alrededor de la estación del ramal La Plata-Lezama, perteneciente al Ferrocarril del Sud, inaugurado en diciembre de 1914. 



Se observa las vías abandonadas y la estación donde hace años se esperada la llegada del tren.

Sentada en las antiguas vías del tren, imaginé a la gente esperando el tren hace unos años atrás, todo ese paisaje era tan diferente.



Una de las cosas que más me llamó la atención e impactó fue un Bar abandonado, que irónicamente se llamaba "El Encuentro". Quizás el encuentro en ese lugar es con uno mismo, con la naturaleza o el paisaje de campo que tan guardado estaba en algún recuerdo dentro de mi ser.





Me dieron ganas de entrar. Me sentí por un momento en una película de misterio, esas en que el protagonista se encuentra solo en un pueblo desolado y que comienza a investigar y adentrarse en las casas abandonadas. 

Pero bueno, no estaba en una película, pero eso no me impidió subir al banco de madera y asomarme por los vidrios rotos de la ventana. El interior del lugar estaba intacto como si todavía estuviese funcionando, sólo el polvo y el abandono se apoderaban de él.

Una atracción extraña me arrastraba hacia el interior, no podía despegar mi vista de la ventana, quería conservar en mi memoria cada sector del bar, de golpe me olvidé donde estaba y me concentré en imaginar cómo hubiese funcionado en su momento de esplendor. Hasta que de golpe un ruido seco me alertó, casi me caigo del susto. Estaba segura que ese sonido provenía de adentro. Nunca supe qué o quién hizo ese ruido. 

Un poco aturdida y confundida por la situación, decidí no pensar más y seguir recorriendo. Mientras me alejaba imaginé a las personas entrar en el bar a tomar un trago en la barra, o tomando mate en la puerta, a los niños jugando en la vereda y a las señoras intercambiando novedades. 

Puerta de acceso al bar, tan linda como abandonada.

El pequeño pueblo está compuesto por una delegación municipal, un destacamento de policía, una capilla, una escuela, herrerías, un bar y una panadería. 

Sí, es pequeñísimo, pero tiene tanto para contar. 

Y eso fue genial porque al tener tan poco que recorrer tenía más para observar. 

Paisajes, animales, viejas casonas abandonadas, objetos perdidos en el tiempo u olvidados por alguien.

Nunca me había pasado que con tan poco para visitar, tuviera tiempo para centrarme en otras cosas tan maravillosas.

Había escuchado por ahí que las vacas eran curiosas, pero no tanto! las tres detuvieron su comida para verme pasar.



Y al final, cuando el sol se estaba poniendo y el fresco del atardecer estaba invadiendo la tarde, decidí volver....

...y como ese pueblo encantador me había recibido con tanta calidez, así me despidió....!

Calle principal, saliendo de Oliden.


Anímate a descubrir los pueblitos (mundos) perdidos que tenés cerca tuyo...


Frase del día: "Una vez al año ve a "algún lugar" en el que nunca hayas estado antes." Dalai Lama

3 comentarios:

  1. me parecio una descripcion hermosa y atrapante !!

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  2. ME GUSTO MUCHO A MI ME PASA IGUAL ESOS LUGARES TRANSMITEN SENSACIONES MISTERIOSAS Y ATRAPANTES

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  3. Graciasss..!!! no es necesario ir muy lejos para encontrar hermosas imágenes e historias que te lleguen al corazón...!! saluditos!

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